Queridos lectores y amigos,

Hace cuatro meses que volví de Granada.

Como sabéis, el toc que superé cuando tenía 18 años empezaba a querer reaparecer después de que interrumpiera mi pauta farmacológica sin la intervención de un profesional. 

Mi evidente error me sumió en un estado de depresión que no conseguía superar sola y por ese motivo, pedí la ayuda de la Asociación Toc Granada.

He necesitado este tiempo para adaptarme a mi entorno nuevamente y comenzar a aplicar todo lo que he podido aprender durante mi estancia allí.

Pero ya me siento preparada para contaros cómo ha sido mi experiencia, ¿os apetece que la comparta con vosotros como os prometí?

Os cuento que permanecí 33 días hospedada en La Encina, (ese lugar especial que acoge a las personas que deciden alojarse allí mientras reciben terapia con la asociación y que se convierte en un verdadero hogar).

Se trata de un hotel precioso ubicado en la montaña, (cerca del barrio de Monachil, en Granada). Está dirigido por Kiko, (un hombre maravilloso con una humanidad infinita).

En La Encina trabaja, además, un equipo excepcional de profesionales a los que quiero agradecer, (desde aquí), su dedicación y entrega. 

Las palabras se quedan cortas para definiros.

Gracias por sostenerme como en un abrazo ininterrumpido...

Aunque no escriba vuestros nombres, sabed, (por favor), que os quiero y que ya os llevaré siempre conmigo: ¡sois los mejores!!!! (Y lo sois objetivamente).

Con la Asociación realicé terapia intensiva, esto es: terapia psicológica los lunes, miércoles y viernes durante dos horas, (es decir, un total de seis horas semanales).

Además, la complementé con la asistencia a los talleres que imparte la propia Asociación en su sede, situada en el mismo barrio de Monachil.

Estos talleres refuerzan los conceptos que aprendemos en terapia y nos dan acceso a la ayuda mutua entre afectados, familiares y pacientes ya recuperados. 

Además, fomentan nuestra autoestima y valores al tiempo que nos permiten seguir desarrollando nuestras habilidades sociales o la capacidad que tenemos cada uno de nosotros para relajarnos a través del yoga, (por ejemplo).

Uno de los talleres que me resultó más útil en mi recuperación fue el de Mindfulness.  Ahora sé que puedo centrar mi atención en el presente y canalizar mis emociones de una forma natural y saludable.

Volviendo a la terapia, os cuento que tuve la inmensa fortuna de poder recibirla con Noelia: 

la profesional más comprometida con este trastorno que cabría imaginar.

Todos los psicólogos de la Asociación son geniales pero yo, en Noelia, he encontrado a una amiga.

A través de sus conocimientos y de su experiencia pero sobre todo, de una empatía y un cariño extraordinarios, ha sabido guiarme en mi camino hacia la recuperación. 

Y aunque todavía voy cogida de su mano, os confieso que empiezo a distinguir el final de esta etapa tan dura.

Y es que, gracias a Noelia, me he atrevido a enfrentar mis mayores miedos.

He encontrado el valor suficiente en mí para cuestionar cada obsesión pero, sobre todo, para evitar que su intrusión siga repercutiendo en la elaboración de mi pensamiento lógico. (Tampoco dejo que ninguna obsesión condicione mi comportamiento).

Creo que una de las tareas más complejas que podemos llevar a cabo como seres humano es la de  abandonar nuestra rigidez mental. 

Supone todo un reto aceptar nuevas formas de pensar e intentar aplicarlas, (aún sin creerlas: solo confiando).

Definitivamente, atrevernos a "saltar al vacío" rompiendo los patrones establecidos para crear nuevas conexiones neuronales y hábitos, requiere de un esfuerzo "muy bestia".

(Perdón por la expresión pero ha sido la primera que me ha venido a la mente sin querer utilizar ningún filtro).

La verdad es que no habría podido hacerlo sola...

No me faltaba motivación, tampoco inspiración, (algunas veces, incluso confiaba en mí), pero también sentía muchísimo miedo: auténtico pánico.

Sin embargo una frase lo cambió todo: "hazlo con miedo". 

La psicoeducación me ha ayudado a advertir el carácter egodistónico, repetitivo y desproporcionado de mis obsesiones para así poder identificarlas rápidamente como producto del toc y no darles más importancia.

Ahora sé que son mensajes falsos, (que no representan la realidad).

Sin embargo, es mi actitud frente a las obsesiones la que está consiguiendo que se produzca el verdadero cambio.

Ya no analizo su contenido. Confío en Noelia y eso me da la seguridad que necesito para atreverme a salir de mi mente y entrar en mi vida.

Sabemos que, cuando experimentamos un toc, dudamos sin poder evitarlo. Por eso, intentar aplicar la lógica más allá de lo razonable, no resulta útil. Mientras el toc esté presente, la duda también lo estará, (por más clara que nos presente la realidad nuestro psicólogo).

Por tanto, llega un momento en el que debemos confiar en el profesional y en lo que hemos aprendido con él, (pese a las dudas). 

Discutir con el toc no solucionará el dilema moral. Para que la lógica vuelva a funcionar necesitamos salir del contenido de nuestro toc y atrevernos a vivir sin ceder ante sus requerimientos. Debemos, pues, dejar de analizar las obsesiones e ir abandonando los rituales progresivamente, (sólo así será posible llegar a superarlo).

Tenemos que confiar en la lógica de nuestro psicólogo/a, (porque esa sí está funcionando correctamente), e ir aplicándola para que la nuestra vuelva a ser la de antes.

De esta experiencia me llevo el aprendizaje más valioso... 

He aprendido que debo agradecerle a mi mente que genere ideas pero que yo decido a cuáles atiendo. (Y son aquellas con las que sí me identifico y me resultan útiles para vivir en función de mis valores). 

Ahora sé que lo único que importa verdaderamente es aquello que hacemos y la intención o el valor que lo motiva.

He aprendido también que el miedo secuestra mientras que la acción libera y que la imaginación y la realidad operan en dos planos distintos. Por eso, sentir temor ya no me incapacita para actuar.

Definitivamente la frase que pronunció Albert Einstein no podía ser más cierta: "la mente es como un paracaídas y sólo funciona cuando se abre".

De mi estancia en Granada, me llevo una nueva filosofía de vida pero además, (y sobre todo), me traigo a una familia.

A todos mis compañeros de La Encina: unas personas increíbles cuyos miedos eran proporcionales sólo a la nobleza de sus corazones. Tan vulnerables al sufrimiento de los demás que su empatía comprometía su bienestar emocional.

Necesito agradeceros, (también desde esta entrada), que me regalarais un pedacito de vosotros, (el más valioso, sin duda), aún cuando os encontrabais enfrentando vuestros mayores miedos:

GRACIAS A por compartir confidencias conmigo entre mandalas y cafés siempre bien calentitos, GRACIAS A por enseñarme a jugar a pádel y atreverte a soltar el estrés conmigo a través de trazos de pintura imposibles; GRACIAS C por hacerme rapear, (a mi edad), y acogerme desde el primer día con tu personalidad encantadora.

GRACIAS C por esos tres abrazos de despedida llenos de cariño que me llegaron al alma, GRACIAS J por transmitirme la confianza que tanto necesitaba y hacerme sentir que estaba en casa, (desde el primer día); GRACIAS J.M por la nobleza de tu alma y tu bondad infinita...

GRACIAS M por conquistarme con tu carisma, GRACIAS, D, por tu cariño incondicional y por tu amistad; a ti, M, por compartir tu amor por los animales conmigo y por tu preciosa viveza.

GRACIAS L, por ser nuestra mejor y más querida marquesa: ¡"Ay Señooor"!... Je,je,je ¡Cuánta luz desprendes! 

GRACIAS J por tu complicidad, (porque con una mirada, compartíamos la misma visión "sarcástica" y divertida del mundo), y por tu sensibilidad extraordinaria, GRACIAS J por darle un sentido maravilloso a la dura tarea de subir una cuesta...

GRACIAS R por convertirte en indispensable con tu autenticidad maravillosa y GRACIAS J por integrarme con tu sonrisa tímida pero inspiradora

GRACIAS M por tu comprensión y por tu ternura, GRACIAS J por tu consideración y tu empatía; GRACIAS A por tu compañerismo y por tu talante  y GRACIAS R por regalarme una sonrisa todas y cada una de las veces que coincidíamos, (de ti...¡repetiría siempre!) Je,je,je

Y finalmente, GRACIAS P, por obsequiarme a ratitos, (cuando podías), con tu valiosísima compañía. ¡Si supieras lo que significaba para mí! Jamás la esencia de una persona me había sobrecogido tanto como lo hizo la tuya... La verdad que tú representas es demasiado bonita. 

Tu pureza, tu inocencia y la dulzura que desprendes contrastan con una fortaleza digna de admiración... 

Vi la ilusión y la pasión en tu interior luchando contra un trastorno sin sentido que no has elegido y supe que encontrarías una salida a tu impotencia porque hay algo demasiado bonito en ti, P.

No puede existir "y si" imaginario capaz de impedir que tú y yo acabemos vistiéndonos de fallera, llevándole un ramo a la virgen, comiéndonos una paella o conquistando cualquiera que sea nuestro sueño. Lo sabes, ¿verdad?

Pero tienes que abandonar tu diálogo interno y confiar en quienes más saben y mejor te quieren: tus padres, la asociación, Noelia, nosotros, (tus compañeros...) Precisamente para que tu lógica vuelva a funcionar correctamente. 

Atrévete a cuestionarte que ninguna otra persona comparte tu misma visión de las cosas, acepta que tienes un toc pero sobre todo, quiérete como mereces. En definitiva, ¡coge perspectiva, P, cariño!

No esperes a que llegue tu momento, ¡haz que sea el momento dejándote guiar!

Donde haya duda, tú pon fe y confía en lo que te dice Noelia, (aunque no lo puedas ver).

Al fin y al cabo, el toc nos ha enseñado que podemos creer en lo que no vemos, ¿acaso no es así?

Definitivamente, de mi paso por Granada me llevo la amistad de personas maravillosas... 

Compañeros de talleres pero también, de meriendas inolvidables en "De Dulce".

No puedo escribir vuestros nombres pero cada uno de vosotros sois únicos y sois increíbles, (realmente extraordinarios). Ocupáis un lugar de excepción en mi corazón.

GRACIAS a toda la asociación por existir. Y muy especialmente, GRACIAS a mis queridísimos Aurelio y Kety por dedicar vuestras vidas a esta causa impagable para que todos nosotros podamos recuperar la nuestra. Es algo que no os podremos agradecer nunca como realmente merecéis...

Si me dejáis, por último, necesitaría hacer una mención especial a R, mi coterapeuta, por ser tan amorosa y profesional, 

A R, porque no pasó un sólo día en el que no intentaras contagiarnos tu alegría y optimismo de camino a los talleres, (o volviendo de ellos); a N, (de La Encina), por fortalecernos con tu practicidad y al mismo tiempo, protegernos con tu amor y a B y a P  por ser cuidadoras y confidentes al mismo tiempo.

A N, (fue maravilloso que me dejaras compartir contigo el milagro de la vida, preciosa), y muy especialmente, me gustaría destacar la labor de las psicólogas de la Casa de Campo: C y L, (sois las amigas que siempre elegiría, ¡en cualquier contexto!).

En definitiva, GRACIAS al conjunto de personas que hacéis posible el milagro que representa esta asociación.

Para todos los lectores y amigos del blog, me gustaría publicar, (acompañando a esta entrada), una canción que a mí me ha ayudado muchísimo a enfrentar el toc con éxito.

Si prestáis atención a la letra, descubriréis que tiene un sentido perfecto.

¡Ojala pueda inspiraros tanto como a mí en vuestra lucha!

"Acepto el milagro de que las obsesiones son mensajes falsos y me quedo parada aquí, en la realidad: sin analizarlas ni compulsionar, (nunca).

Mi vida definitivamente es mejor que cuando el toc estaba en ella.

Porque me confunde, (incluso ha intentado robar mi identidad), cuando me miro en el espejo me pregunto dónde voy.

Por todo eso, hoy nace de la muerte de una rosa, de repente, otra vida":

.. la mía, ¡LA VUESTRA!

El toc llega para cuestionarte quién eres, qué piensas y cómo sientes.

Te roba la confianza en ti mismo y hace que te plantees situaciones hipotéticas como si representaran la realidad todo el tiempo...

Se nutre de tus miedos y así se hace fuerte. La lógica deja de funcionar porque está paralizada por ese miedo que no puedes dejar de experimentar y la duda se convierte en una cuestión patológica.

Humildemente creo que sólo podemos llegar a vencerlo si dejamos de creer en él.

Si nos atrevemos a confiar en que son mensajes falsos y vamos redescubriendo la realidad con nuestro psicólogo/a, (combinando, además, la toma de medicación en caso de ser necesario).

Pero para conseguirlo, resulta fundamental atrevernos a cuestionar lo que pensábamos hasta este momento y salir de nuestro diálogo interno.

Si nuestro psicólogo nos plantea otra realidad, (y es un profesional de la salud mental), no podemos desestimarla. Nos está mostrando cómo son las cosas verdaderamente.

Yo sé que supone un esfuerzo titánico confiar y renunciar a lo que nos da seguridad, pero debemos hacerlo.

Otra opción simplemente, no debería ser contemplada.

Recordad la frase: "el miedo llamó a la puerta, la confianza abrió y fuera no había nadie" La vida es real, nuestra imaginación es tan sólo eso: imaginación.

El toc nos asusta sólo a nosotros, (a nadie más). Eso debería hacernos recapacitar.

"Y si" no es real, "y si" no es verdad...Merece la pena descubrirlo.

¡UN ABRAZO INMENSÍSIMO CON TODO MI CARIÑO PARA TODOS LOS LECTORES DE ESTA ENTRADA!!! ;"-******************************************************************************

¡UN BESAZO PARA "MI GENTE DE GRANADA"!!!!! ;"-DDDDDDDDD (Ya os echo de menos...)

(Os iré respondiendo a todos poquito a poco: ¡muchísimas gracias!)

Reyes ;"-)))))

Acepto Milagros, (Tiziano Ferro, Ana Guerra)